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Encontrado en el suroeste del Océano Pacífico, este coral gigante mide 34 metros de ancho, 32 metros de largo y 5,5 metros de alto. Se estima que tiene más de 300 años.
Científicos han descubierto el coral más grande registrado hasta la fecha en el suroeste del Océano Pacífico. Este coral, una megaestructura formada por miles de diminutos organismos interconectados que se combinan en un solo organismo, podría tener más de 300 años de antigüedad. Su tamaño supera incluso al de una ballena azul, asombrando al equipo de investigadores.
El coral fue encontrado por un videógrafo a bordo de un barco de National Geographic que explora regiones remotas del Pacífico para evaluar los efectos del cambio climático. Manu San Félix, quien descubrió el coral mientras buceaba, describió el encuentro como una experiencia única, comparándolo con observar una «catedral submarina». Este coral gigante, ubicado en las Islas Salomón, mide 34 metros de ancho, 32 metros de largo y 5,5 metros de altura, dimensiones que le confieren un carácter monumental.
Los corales, compuestos por miles de organismos llamados pólipos, crecen juntos formando colonias y, en algunos casos, esqueleto exterior duro que, al fusionarse con otros, da lugar a extensas formaciones de arrecifes. Estos arrecifes son hábitats críticos para numerosas especies marinas, desde peces hasta crustáceos, y sostienen la biodiversidad en el océano.
Además de su papel ecológico, los arrecifes de coral son esenciales para el sustento de aproximadamente mil millones de personas en todo el mundo, según el Foro Económico Mundial. Proveen empleo y alimento mediante actividades como la pesca y el turismo, además de proteger las costas de la erosión y servir como barrera natural contra tormentas.
A nivel mundial, los corales están bajo una presión sin precedentes debido al calentamiento de los océanos, que provoca el fenómeno de blanqueamiento y la degradación de los arrecifes superficiales. Sin embargo, el coral descubierto en las Islas Salomón se encontraba en aguas más profundas, lo cual podría haberlo protegido de las temperaturas elevadas en la superficie. Este hallazgo es alentador, pues sugiere que algunos corales en aguas más frías y profundas podrían resistir mejor los efectos del cambio climático.
Eric Brown, científico especializado en corales y miembro de la expedición de National Geographic, comentó que el estado de salud del coral era «bastante bueno». En contraste, los arrecifes cercanos en aguas poco profundas estaban degradados debido al aumento de temperatura en el mar. Brown afirmó que encontrar esta «gran oasis de coral saludable en aguas más profundas es un símbolo de esperanza«.
Para las Islas Salomón y otros países insulares, los corales son un recurso fundamental no solo para el ecosistema, sino también para su supervivencia económica. Manemahaga destacó la necesidad de conservar estos ecosistemas, ya que su país depende en gran medida de los recursos marinos. Sin embargo, también señaló que la economía del país se basa en actividades como la tala, que representa entre el 50 y el 70% de los ingresos por exportaciones y contribuye significativamente a la contaminación de las aguas, afectando a los corales de la región.
Según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, un reciente informe alerta que el 44% de las especies de corales en aguas cálidas están en peligro de extinción, un incremento de un tercio desde la última evaluación en 2008. Esta situación subraya la urgencia de medidas globales para frenar el cambio climático y proteger los arrecifes de coral, esenciales para la biodiversidad y la seguridad económica de millones de personas en todo el mundo.
El hallazgo de este coral gigante en el Pacífico no solo resalta la belleza y la resiliencia de la vida marina, sino también la necesidad de un compromiso global firme para la protección y conservación de los ecosistemas marinos en un contexto de cambio climático acelerado.