Joaquín Guzmán Loera, narcotraficante mexicano, preso en Nueva York a la espera de sentencia, pidió al juez de su caso dos horas semanales para hacer ejercicio al aire libre. Sin embargo la solicitud le fue negada. Los fiscales del caso explicaron los motivos detrás de esta decisión.
En este caso, el Buró de Prisiones ha considerado, y rechazado, la posibilidad de dar a los presos SAM (con medidas especiales) un tiempo extendido de ejercicio en el exterior porque está razonablemente relacionado a un interés criminológico legítimo: evitar las fugas del Metropolitan Correctional Center.
A través de una carta dirigida al juez Brian Cogan, el fiscal federal para el distrito este de Nueva York, Richard Donoghue, y el jefe de la división de Narcóticos del Departamento de Justicia, Arthur Wyatt, expresan la oposición del Gobierno a las solicitudes del Chapo.
Cualquier tiempo de ejercicio en el exterior sería particularmente problemático para este inculpado (…) ha planeado y ejecutado con éxito elaboradas fugas de dos instituciones penales de alta seguridad (Puente Grande y Altiplano).
Anteriormente, Mariel Colón Miró, la abogada del capo, expresó que las condiciones de detención durante más de dos años “sin aire fresco o luz natural” son “crueles e inusuales” y le han dejado a Guzmán Loera con “cicatrices psicológicas”.