Kate Middleton y el Príncipe William aparentaban ser la pareja perfecta de la familia real británica; antes de la llegada de Meghan Markle, en realidad eran ellos el matrimonio preferido de la realeza europea y tras la llegada de su tercer hijo, el Príncipe Louis, parecía que nada podía ir mejor, sin embargo, los rumores sobre una supuesta infidelidad comenzaron a difundirse.
Aproximadamente a principios de abril se reveló a través de diversos medios británicos que el Príncipe William le había sido infiel a su esposa durante su tercer embarazo, con una de sus mejores amigas, Rose Hanbury. Por supuesto Kate desterró a Rose de su círculo de amigos, pero la historia no terminó ahí.
Varios días después, el Duque de Cambridge emitió un comunicado a través de sus abogados para desmentir los hechos, pero la incógnita continuaba sin resolverse… los rumores persistían.
“Además de ser falso y dañino, la publicación de la falsa especulación respecto a la vida privada de nuestro cliente también constituye una violación de su privacidad, conforme al artículo 8 del Convenio Europeo de Derechos Humanos”.
Posteriormente, con la llegada del primogénito de Meghan Markle y el Príncipe Harry las especulaciones cesaron, pero ahora se habla de una contundente crisis matrimonial.
Es verdad que hemos visto a los Duques de Cambridge más cercanos que nunca, incluso compartiendo momentos alegres con sus pequeños, sin embargo, diversos medios norteamericanos aseguran que la pareja está pasando por un momento difícil y que su matrimonio “no ha sido el mismo” en los últimos tiempos.
De acuerdo con las declaraciones de la revista In Touch, a pesar de verlos en público como una pareja unida, en realidad, a puerta cerrada la situación no es buena. Además, agrega que recientemente Kate estalló en lágrimas durante una acalorada discusión sobre su relación.
“Kate no superará esto en el corto plazo”, dijo una fuente.
Hasta el momento el Palacio de Kensington no se ha pronunciado al respecto y aún no existen declaraciones por parte de ningún miembro de la familia real sobre las afirmaciones de la revista norteamericana.