-
Es con el corazón pesado que anunciamos el fallecimiento de mi papá, Jean Succar, a la edad de 79 años. Fue un padre devoto, un esposo amoroso y un hombre de principios inquebrantables.
En 2003, se convirtió en prisionero político, víctima de las élites que conspiraron para sacarlo del poder y apoderarse de su fortuna. La mentira se dijo tantas veces que se convirtió en verdad. A pesar de las repetidas mentiras y acusaciones falsas, nunca fue encontrado culpable. Los medios lo juzgaron y la sociedad lo crucificó sin darle una oportunidad justa para defenderse. La infame sentencia federal en 2011 fue suspendida debido a irregularidades, y 13 años después, la apelación sigue sin resolverse. Sus casos locales todavía están en juicio 21 años después, probablemente el juicio más largo en la historia de México. Sin embargo, la propaganda era demasiado rentable y sus enemigos demasiado poderosos.
A pesar de su encarcelamiento, su espíritu permaneció intacto. Nunca lo quebrantaron. Mi papá pasó sus 21 años en prisión criando a sus cinco hijos, enseñándonos los valores de la integridad, la autodefensa y la importancia de defender nuestros derechos. Sobre todo, nos enseñó a vivir con honor. Fue nuestro protector, nuestro maestro y nuestro mayor pilar de fuerza. Nos mostró el verdadero significado del amor y el sacrificio, siempre poniendo a su familia en primer lugar. Para algunos, fue una figura controvertida, pintado como un criminal. Pero nosotros, su familia, conocemos la verdad. Fue un hombre agraviado por aquellos en el poder, que temían su influencia y buscaban destruirlo. Pero nunca permitió que eso quebrantara su espíritu o su dedicación hacia nosotros, su familia. Para nosotros, fue un faro de fuerza y virtud.
Me comprometo a llevar adelante su legado. Mantendré los valores que nos enseñó y haré todo lo posible para proteger a nuestra familia y honrar su memoria.
El legado de mi papá vivirá a través de los principios que encarnaba y el amor que nos dio. Invitamos a todos los que lo conocieron a unirse a nosotros para celebrar su vida, recordándolo como el hombre extraordinario que fue.
Gracias por sus pensamientos y oraciones durante este difícil momento