El Real Madrid podría tener un problema en potencia en las manos, pues Sergio Ramos se estaría planteando buscar una salida después de 14 años de la institución con la que lo ha ganado todo, según pudo confirmar ESPN Digital con una fuente al interior del club. La relación entre el presidente, Florentino Pérez, y su capitán ha tenido varios altibajos desde su llegada en 2005. En años recientes, la máxima tensión entre ambos ha coincidido con las horas más bajas del equipo merengue en materia deportiva, y en plena negociación por una mejora de contrato.
El incidente en el vestidor a principios de marzo tras la derrota por 1-4 frente al Ajax que costó la eliminación en octavos de final de la Champions League, y el puesto a Santiago Solari, provocó la última fractura.
Sergio Ramos no pudo disputar aquel partido, pues confiado de tener un pie en cuartos de final tras vencer por 3-0 en la ida, el central forzó la tarjeta amarilla para llegar limpio a la siguiente ronda, y encima, lo reconoció públicamente. Aunque se retractó poco después, el daño estaba hecho. Al central le cayeron dos partidos de sanción y una multa por parte de la UEFA.
Ya que no podía jugar, aprovechó para grabar un “documental” mientras observaba el encuentro de vuelta desde su palco – reformado para la ocasión – en el Santiago Bernabéu. Lo justificaría, después, como un “compromiso adquirido” con anterioridad.
Tras la inesperada derrota, Florentino Pérez, enfadado, bajó al vestidor para recriminar a los jugadores su mala actuación. Santiago Solari, que había firmado su sentencia con su tercera derrota al hilo, era el segundo entrenador en una temporada que tenía aun tres meses por delante. El presidente de la institución llegó a amenazar a Sergio Ramos con despedirlo. Ramos, a su vez, lo habría retado: “págame y me voy”.
Ramos, posteriormente, intentó hacer control de daños con una extraña ‘autoentrevista’ en Twitter en la que no esclareció lo sucedido, pero tampoco lo desmintió. “Las cosas de vestuario se hablan y resuelven ahí. No hay problema alguno y un solo interés de todos”, escribió el jugador, quien en cambio, reconoció que la amarilla de Amsterdam fue “un error al 100%”.
Misma amenaza; misma fórmula
El pleito pasó a un segundo plano ante el catastrófico final de la campaña. Pero siguió latente y solo complicaría lo que desde enero venía cocinándose entre el club y el jugador: la que podría ser su última renovación.
El jugador de 33 años tiene contrato vigente hasta 2021 a razón de más de 12 millones de euros anuales tras la última ampliación de su vínculo con el Real Madrid en el verano 2017.
Dicha renovación no fue anunciada con bombo y platillo como había ocurrido en el pasado – y en los meses subsecuentes con la ‘ola’ de renovaciones de gran parte del plantel. No por ello pierde el carácter de oficial. Llegó como el resto; como premio a la conquista de la segunda (de tres) Champions Leagues consecutiva.
Dos años antes, en el verano de 2015, Ramos había culminado un año de duras negociaciones con una extensión hasta 2020 y una mejora de salario hasta los nueve millones de euros más objetivos.
Para llegar a ello, Ramos y Florentino Pérez tuvieron que limar asperezas tras meses de distanciamiento, producto de una mala campaña en la que el Real Madrid ninguno de los tres títulos importantes, y un verano de ‘amenazas’ del sevillano que ante a oferta de renovación por siete millones, argumentaba que el Manchester United le ofrecía once.
Ramos, de entonces 29 años, era una de las ‘joyas’ más codiciadas en el mundo del futbol. Su renovación – especialmente tras la marcha de Iker Casillas – era una prioridad.
Esta vez no las tiene todas consigo. En el Real Madrid hay intención, aunque no desesperación, por retenerlo. Según pudo saber ESPN Deportes por una fuente cercana al club, la amenaza del jugador no ha despertado la misma preocupación que en aquel momento, aunque sí lo suficiente para que la directiva hiciera un esfuerzo, de nuevo, por intentar un último acercamiento.
La mala temporada del equipo merengue ha provocado que el valor de mercado del central se desplome hasta los 41,8 millones de euros según transfermarkt; más cinco millones menos de los 47 millones de euros que llegó a ostentar hace apenas un año.