El primer ministro británico, Boris Johnson, cuya popularidad no deja de caer, se veía de nuevo en aprietos este martes debido a otro escándalo por una multitudinaria fiesta celebrada en pleno confinamiento en los jardines de Downing Street que la policía dijo investigar.
En mayo de 2020 -casi dos meses después de declarado el confinamiento en el Reino Unido por el coronavirus, que llevó al propio Johnson a ser hospitalizado en abril en cuidados intensivos y dejó a 67 millones de británicos sin interacciones sociales-, todos los comercios no esenciales estaba cerrados y solo se permitía encontrarse con una persona para caminar o hacer ejercicio, siempre al aire libre y respetando dos metros de sana distancia.
Sin embargo, según el canal privado ITV News, el secretario particular del primer ministro, Martin Reynolds, envió un correo electrónico a un centenar de empleados invitándoles “después de un periodo increíblemente ajetreado” a “disfrutar del buen tiempo” tomando “unas copas con distancia social” el 20 de mayo en los jardines de Downing Street.
El primer ministro británico, Boris Johnson, cuya popularidad no deja de caer, se veía de nuevo en aprietos este martes debido a otro escándalo por una multitudinaria fiesta celebrada en pleno confinamiento en los jardines de Downing Street que la policía dijo investigar.
En mayo de 2020 -casi dos meses después de declarado el confinamiento en el Reino Unido por el coronavirus, que llevó al propio Johnson a ser hospitalizado en abril en cuidados intensivos y dejó a 67 millones de británicos sin interacciones sociales-, todos los comercios no esenciales estaba cerrados y solo se permitía encontrarse con una persona para caminar o hacer ejercicio, siempre al aire libre y respetando dos metros de sana distancia.
Sin embargo, según el canal privado ITV News, el secretario particular del primer ministro, Martin Reynolds, envió un correo electrónico a un centenar de empleados invitándoles “después de un periodo increíblemente ajetreado” a “disfrutar del buen tiempo” tomando “unas copas con distancia social” el 20 de mayo en los jardines de Downing Street.
Entre ellos figuran numerosos diputados de su propio Partido Conservador, un centenar de los cuales votó pocos días después contra el gobierno, en una rebelión de magnitud sin precedentes, por las nuevas restricciones decididas debido a la variante ómicron.
Para intentar atajar el asunto, Johnson, que dijo haber recibido la garantía de que “siempre se respetaron las reglas”, encargó una investigación interna a la alta funcionaria Sue Gray, que aún no ha publicado sus resultados.
Y a ella se limitó a referirse, con una sonrisa incómoda, cuando antes de esta nueva filtración se le preguntó sobre su propia presencia en estos eventos.
Boris Johnson, sus desvíos y distracciones son absurdos. Deje de mentir al público británico. Es hora de confesar de una vez”, tuiteó el líder de la oposición, el laborista Keir Starmer.
Por su parte, Jonathan Evans, director del comité independiente que asesora a los primeros ministros en materia de ética, consideró que las últimas acusaciones muestran “descuido” en el mantenimiento de las normas.
La gente se preocupa y siente que (…) las personas a las que se paga por desempeñar funciones públicas, deberían estar a la altura”, afirmó.
